EL GOBIERNO DE BOLUARTE SE DECIDIÓ POR LA REPRESIÓN
EL
GOBIERNO DE BOLUARTE SE DECIDIÓ POR LA REPRESIÓN
Luego de un mes de una agitación
social muy intensa, la más profunda en décadas, en los que la población sobre
todo de la sierra y el sur, se han levantado ya no contra Dina sino contra el
Estado en su conjunto, el gobierno de Dina Boluarte, muy débil por no tener
partido ni grupo parlamentario propio que la respalde, apoyada por las
bancadas de la derecha, ha decidido enfrentar a la población con la
represión. A esta altura de los
acontecimientos ya hay más de 50 fallecidos por impacto de bala, en Apurimac, Andahuaylas,
Huancavelica, Ayacucho, Arequipa, Cuzco y Puno principalmente.
El violento ingreso de la policía a la
Universidad de San Marcos y la detención de las personas que se encontraban en
el interior, solo puede explicarse como una demostración de fuerza en Lima. Una
matanza en la Capital agravaría la crisis hasta plantear la caída del gobierno.
La
crisis
Originalmente, la chispa que incendió
la pradera, fue la protesta de los campesinos por lo que ellos consideraron la
destitución de “su” presidente, sin embargo, la agitación se profundizó
Según el reconocido sociólogo Sinesio
López, “El actual movimiento
democratizador surge, luego de la caída de Castillo, como protesta por el desprecio, el maltrato y el
desconocimiento de un presidente con el que tenían una fuerte identidad social. Estalló una rabia contenida de siglos
contra las élites limeñas excluyentes, racistas y discriminadoras.” (Subrayado en el original)
Ahora, la
reivindicación no es el retorno de Castillo, es que se vayan todos, resumido en
la consigna “Elecciones ya”.
Los
movilizados
Es una movilización
realmente popular. Incluye a toda la población, especialmente de las zonas rurales,
sobre todo, pero no únicamente, del sur del país.
Su
forma de lucha dominante ha sido el corte de rutas. El Estado ha informado que hay
más de 100 cortes a lo largo de todo el país, desde hace ya unas tres semanas.
Otro,
ha sido el intento de ocupar los Aeropuertos. Aquí es donde se han producido
los enfrentamientos más cruentos con el ejército.
Ahora,
sobre todo en el sur de Puno, ya el odio popular se manifiesta incendiando toda
oficina estatal, comenzando por las comisarias. Ya hay más de 12 quemadas, 14
oficinas del Poder Judicial, varias del Ministerio Público y también de
Migraciones en la frontera con Bolivia.
Una
característica saltante es su falta de organicidad. Son espontaneas y no tienen
dirección alguna. Sin dudas que los militantes de distintas organizaciones políticas
participan en ellas, pero son uno más en el conjunto.
En las
distintas marchas, no se enarbolan banderas de ninguna tendencia ni organización.
Solo con leyendas de sus reivindicaciones y en las de Lima, la de sus lugares
de procedencia.
En eso,
se asemejan a las últimas grandes movilizaciones populares como la de los
chalecos amarillos de París, o las marchas multitudinarias de Chile de pocos
años atrás, en que primó la horizontalidad, son todos iguales.
En casi
un mes de movilización no aparece un solo nombre, grupo o movimiento que pueda
decir que dirige.
El
Gobierno
Después
unos pocos días en que la Presidenta llamó a la paz y la conciliación, el
discurso oficial se endureció y tildó de terroristas y subversivos a todos
aquellos que reclaman.
El Poder, aterrorizado por un levantamiento
popular que no puede concebir que sea espontáneo, (los sirvientes jamás se
pueden alzar contra los patrones), solo lo harán si son empujados por otros,
por los “malos”. Entonces, deben intervenir fuerzas extrañas. Así es como la
culpa de todo se le fue atribuyendo, sin que implique un orden determinado a:
Al embajador cubano, al presidente Maduro, a López Obrador, al Foro de San
Pablo, a Evo Morales, a Sendero Luminoso, al MRTA, al Movadef (movimiento al
que se le atribuye ser la continuación de SL), a los comunistas, a los
extremistas, a los mineros ilegales, a los traficantes de drogas y algún que
otro más.
Parten
de la suposición que el plan subversivo consiste en lograr la renuncia de
Boluarte, para que igual a lo que sucedió en Chile, después se instale una
Asamblea Constituyente y un gobierno de izquierda.
Por lo tanto, ahora, a la derecha, le es imperioso sostener a una presidenta, que hasta hace pocas semanas detestaban por ser de una clase distinta, ser mujer y alguna vez haber sido de izquierda, pero ahora la necesitan imprescindiblemente. Si ella renuncia, el presidente del congreso tiene la obligación de llamar a elecciones generales, presidenciales y legislativas en pocos meses, sin que sea posible prever, en este momento, quienes podrían ser elegidos
El
gobierno se apoya en la extrema derecha y elige la represión
Ante la
proliferación de cortes de rutas e intentos de ocupar aeropuertos, con la policía
desbordada, el PE envió al Ejército a reprimir. Ya hay más de 50 muertos y
centenares de heridos por impacto de bala, en cerca de 10 localidades distintas.
Por supuesto, esa matanza ha funcionado como querer apagar un incendio con
combustible. Solo ha servido para extender y profundizar el conflicto.
Las
salidas desde el establishment, la oficial
En un
contexto de política ultra pauperizada, en la que se escuchan voces tan destempladas
como la del presidente de la comisión de RREE del Congreso que propone que las
FFAA invadan inmediatamente Bolivia para obligarla a cesar su apoyo al levantamiento
en el Perú, el gobierno espera que la represión dura, el apresamiento de los
cabecillas y el corte del supuesto financiamiento externo, lleve al desgaste y
agotamiento de la movilización.
En esta
alternativa, ya no sería tan necesario el adelantamiento de las elecciones y
eventualmente las cosas podrían seguir como están hasta el 2026, fecha en que
culmina el mandato presidencial y legislativo.
Este
plan tropieza con algunos inconvenientes en su ejecución. Hasta ahora, más de
un mes, no han encontrado un solo dirigente o cabecilla ni siquiera una fuente
de financiamiento que no fueran colectas populares y, sobre todo, si bien no
han logrado demasiada masividad en Lima, en provincias, la agitación no solo
mantiene su vigor sino se extiende y acrecienta.
El
centro político
Varias
figuras del centro político que aún quedan, están profundamente preocupados
porque entienden que esta movilización ha desbordado todos los límites y que
tiene razones estructurales. Por lo tanto, su propuesta es que el gobierno debe
buscar interlocutores entre los movilizados y encontrar la manera de tender
puentes que permitan iniciar un proceso de entendimiento y comienzo de solución
a los reclamos.
Esta propuesta
tiene dos dificultades, una, no existen dirigentes con los que se pueda negociar,
otra, el desprecio por las instituciones entre los alzados es tan grande, que
no se encuentran mediadores que puedan ser aceptados, ni siquiera la Iglesia.
Según
esta corriente, la primera medida que se debe tomar es anticipar las elecciones
para fines del 2023 y ya no abril del 2024, como forma de amortiguar las
protestas e iniciar un proceso de reconciliación social.
El
futuro, hoy día, es incierto
Si la
población se cansa y cede, tendremos en el Perú una extrema derecha fortalecida
que probablemente gobierne varios años.
Si Dina
Boluarte renuncia presionada por la agitación, iremos a elecciones antes de fin
de año casi sin partidos, con la oportunidad abierta que triunfe algún outsider
que agite banderas reformistas (¿Antauro Humala?).
Ahora es
imposible prever el resultado, que como siempre dependerá del impulso que pueda
brindar la población en la calle.
Silvio Dragunsky Genkin
Lima, 22 de enero de 2023
Silviodragunsky.blogspot.com
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