PORQUE SE JODIÓ ARGENTINA

 



PORQUE SE JODIÓ ARGENTINA

Hay una profunda descapitalización en Argentina, desde hace              más de 20 años, por lo menos, a velocidad cada vez más acelerada que la está condenando a vivir en una crisis continua.

Con una deuda externa de más de U$S 300 000 millones, con una inflación calculada para este año del orden del 100%, con millones de desocupados, con más del 40% de la población bajo la línea de pobreza y creciendo, con un muy alto déficit fiscal, qué, además, es crónico y sin reservas de divisas, la vida cotidiana de los argentinos se hace, día a día, más difícil.

Todo el mundo trata de encontrar explicaciones como un país que supo ser rico en alguna época, ahora ve a la pobreza a la vuelta de cada esquina.

Para eso se ensayan mil explicaciones, pero dada la división de la sociedad argentina por la bendita “grieta”, más que buscar las verdaderas causas, la inmensa mayoría lo que trata es de encontrar argumentos para demostrar que los culpables son “los contrarios”, “los otros”, “los malos”

Intentaremos en este trabajo, aportar una posible causa más a todas las ya expuestas.

Argentina, un país agrícola ganadero desde su origen, aprovechó la bonanza posterior a la II Gran Guerra, para, gracias al proteccionismo, crear un cierto desarrollo de la industria liviana, orientada principalmente al consumo interno y consiguientemente un empresariado local interesado en el crecimiento de este mercado.

Sin embargo, con el tiempo, la globalización y la apertura de fronteras permitió no solo la importación de productos terminados, que durante muchos años estuvieron muy limitados, sino que facilitaron que los fabricantes, en lugar de modernizar sus plantas y mejorar su productividad, se transformasen en importadores.

Paralelo a este proceso, la inestabilidad política y económica del país, hizo que gran parte del establishment, llevara sus capitales al extranjero.

Obtenían (y obtienen todavía) importantes utilidades gracias al mercado interno, pero en vez de reinvertirlas ampliando y/o modernizando las plantas de producción, exportan los capitales.

Con eso, interrumpen el ciclo de reproducción del capital, que en condiciones teóricas debería ser más utilidades, que se reinvierten, originando más trabajo y ampliando el mercado.

Una de las consecuencias de esta situación es el atraso general del aparato productivo por falta no solo de modernización, sino inclusive de mantenimiento, lo que implica pérdida de productividad promedio nacional y encarecimiento de precios.

Una de las manifestaciones de lo expuesto es el análisis de las exportaciones industriales. Los únicos productos no agrarios exportables en volúmenes significativos son los automóviles, a cargo de las gigantes transnacionales, los tubos de acero de Techint y …..los caramelos de Arcor.

Este proceso no es novedad. En Perú, en 1985, el gobierno de Alan García estableció un programa económico similar, estimulando el consumo mediante la emisión monetaria lo que permitió utilidades muy significativas de los grandes complejos empresariales y un enorme proceso de fuga de capitales; la emisión se les fue de las manos, originando una de las mayores hiperinflaciones de la historia de la humanidad.

En Argentina, este proceso comenzó hace ya muchos años. Veremos algunas cifras, según estimados oficiales.

CAPITALES ARGENTINOS INVERTIDOS EN EL EXTERIOR O FUERA DEL CIRCUITO ECONÓMICO

           AÑO

      MONTO

           (en U$S millones)

2009

161 918

2012

205 000

2015

232 323

2019

334 740

2020

341 276

2021

410 300

HHoy día, Argentina, siendo un país mediano, es uno de los mayores exportadores de capital del mundo con más de U$S 400 000 millones ya sea en EE. UU. o en diversos paraísos fiscalesía, Argentina, siendo un país mediano, es uno de los mayores exportadores de capital del mundo 

 Estos valores se entienden al momento de su salida del país. Para cuantificarlos en toda su magnitud, se le debería adicionar el rendimiento obtenido en el lugar donde están invertidos desde la fecha de salida hasta la actualidad.

Para comprender la dimensión de la fuga y su significado, asumiendo que un puesto de trabajo, en un país subdesarrollado y con tecnología intermedia puede estar costando alrededor de U$S 60 000, haciendo la división correspondiente apreciaremos que se han dejado de crear entre 6.5 y 7 millones de puestos de trabajo en algo más de los últimos 20 años.

Por supuesto, si Argentina hoy tuviese, no digamos 7 millones de puestos de trabajo nuevos, sino solo la mitad, otra sería su situación. Poca desocupación, menos necesidades de subsidios, mayor recaudación, menor déficit fiscal. En resumen, menos crisis, mayor bienestar.

Es muy difícil intentar atribuir este fenómeno a algún gobierno. Las estadísticas permiten calcular que entre el 2004 y el 2015, gobierno de la familia Kirshner, fugaron del país algo menos de U$S 100 000 millones y entre el 2015-2019, gobierno de Mauricio Macri, muy poco más de U$S 100 000 millones. Cifras parecidas, aunque en el último caso, en menos de la mitad del tiempo.

Debemos entender que la pérdida de puestos de trabajo por la fuga de capitales redujo el mercado interno agudizando la crisis. Los gobiernos peronistas intentan mantener el consumo, que no crece por la falta de inversión, con subsidios estatales financiados con emisión, ya sea a la energía, el transporte o los bonos entregados directamente a la población. Obviamente, los requerimientos aumentan, la recaudación disminuye y la situación se torna insostenible.

Intentar explicar la decadencia nacional por el crédito de U$S 44 000 del FMI solicitado por el gobierno de Macri o por los planes de ayuda social del gobierno peronista, es intentar reducir el verdadero problema a alguna de sus manifestaciones episódicas.

Hay una profunda descapitalización en Argentina, desde hace más de 20 años, por lo menos, a velocidad cada vez más acelerada que la está condenando a vivir en una crisis continua.

Esto demuestra una vez más, que las políticas “desarrollistas” basadas en déficit presupuestario y emisión son de corto plazo, duran mientras la caja fiscal soporte. Después, bajo el régimen actual, el ajuste es inevitable.

La clase empresarial de los países subdesarrollados es particularmente timorata y ante gobiernos de tipo “popular” lo primero que hacen es llevarse sus capitales. No está demás recordar que “no hay nada más cobarde que un millón de dólares”

Así, los países se empobrecen, quedan con déficit fiscal, endeudados y sin desarrollo ni incremento de la ocupación ni mejora de las condiciones de vida.

 

Silvio Dragunsky

Lima, setiembre 5 de 2022

Silviodragunsky.blogspot.com

sdragunsky@gmail.com

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