SER FANÁTICO ES CONFORTABLE
SER FANÁTICO
ES CONFORTABLE
En un mundo cada vez más cambiante, en el que las verdades
sagradas de ayer, hoy día dan paso a nuevas realidades, la vida, para muchas
personas se hace cada vez, no solo más complicada, sino, sobre todo, más
angustiante.
Instituciones incuestionables, ahora parecen ya no serlo
tanto. Los sacerdotes que confesaron a
tantas personas, incluyendo a los hijos de los más creyentes, resultan que podrían
ser pedófilos seriales. En el Ejército,
institución tutelar defensora de la Patria, ahora resulta que varios Generales
podrían llegar a ser vulgares delincuentes que se llevan de a miles de galones,
el combustible para los vehículos de los cuarteles. Los más altos funcionarios
del Gobierno, de todos los colores políticos, ahora están presos o procesados
acusados de recibir cuantiosos fondos de quienes contratan con el Estado.
Y no solo eso, las Empresas en las que se trabajó durante
décadas, ahora son compradas por otras más grandes o se reorganizan y dejan en
la calle a quienes dieron su vida durante muchos años para hacerlas crecer.
¡¡¡Y ya el colmo!!! ¡¡¡No se puede creer en nada!!! Hasta el sexo con el que se nace, no
determina el género al que se pertenece. Ya hay muchos y cada vez más, personas
que deciden renegar del sexo original y migrar a un género distinto.
Ya no hay nadie en quien confiar, no hay puntos de referencia
inmutables, la vida se hace caótica y genera mucho estrés.
La solución no es tan difícil porqué, por último, se tiene a
la mano. Se abraza a una idea y no se admite ningún cuestionamiento.
Simplemente, se hace Fanático.
No importa cuál sea el tema elegido, lo importante es haber
encontrado una Verdad que haya sido, sea y siga siendo incuestionable. Lo bueno
es y debe seguir siendo bueno y, por supuesto, opuesto y claramente reconocible
a lo malo.
No caben términos medios, matices ni relativismos. El arco iris se reduce a dos colores, el
blanco y el negro. Si no estás conmigo, estás en contra, eres mi enemigo.
La vida ahora, transcurre más fácil y previsible. El que opina distinto tiene una etiqueta, la
que corresponda o la que calce según quien la ponga en cada oportunidad. Con eso se elimina la contradicción. Todo lo que digan los etiquetados es basura,
en bloque, sin análisis. No hay que perder tiempo en leerlos y mucho menos prestarles
alguna atención. Así, es más sencillo, se lee solo a los que dicen que uno tiene
razón en todo, lo que reafirme la creencia.
Así es que el fanatismo le da a su seguidor, respuestas
“definitivas” ante cualquier pregunta que se pudiese hacer. Lo que, por
supuesto, ahorra el esfuerzo de pensar y elimina la posibilidad de la duda.
El fanático necesita, imperiosamente, al “otro”, al que
propugna lo “distinto”. No se concibe a un fanático en el vacío. Tiene que tener un enemigo contra el que
luchar. Esto le da otra ventaja adicional a la seguridad del pensamiento inamovible, la pertenencia a un grupo,
ser parte de los que piensan igual que él.
En consecuencia, todo lo que haga o diga “el otro” es
atacado y vilipendiado. No importa de que se trate. Mucho menos evaluar si está
bien o está mal. Basta que venga del “otro” para que se le trate de destruir.
La razón, el pensamiento crítico, el relativismo, son
abominados. Solo sirven para generar
incertidumbre, inestabilidad. Lo único que vale es el pensamiento “verdadero”,
que por supuesto es el que tiene el fanático.
En estos casos, no hay posibilidad de discusión racional
posible. El pensamiento hermético lucha duramente por no tener fisuras. Si por
alguna rara razón consideran algún argumento del otro lado, esto le provocará
un gran malestar, porque en el fondo, se cuestiona no ya la idea en tela de
juicio, sino toda su estructura de pensamiento y de vida.
Con personas de ese perfil, no hay ninguna posibilidad de
discusión lógica constructiva. Su
pensamiento es irracional hasta lo absurdo.
Parafraseando la “Ley de Murphy” podríamos decir: “Nunca
discutas con un fanático. El que escucha
puede no notar la diferencia”.
SDG
Diciembre 2019
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